Tras el segundo año consecutivo de sequía en España, el sector del aceite de oliva se enfrenta a una crisis económica debido a la baja producción y al aumento de los precios, así como a un descenso natural del consumo, ya que los consumidores se decantan por aceites más baratos como el girasol, la colza y la soja.
El valor de las exportaciones andaluzas de aceite de oliva en el primer semestre de 2023 alcanzó los 1.451 millones de euros, lo que supone un descenso del 11,6%. Este producto forma parte del capítulo de grasas y aceites vegetales, que cayó un 13,1% y alcanzó un valor de 1.696 millones (8,5% del total).
Así lo reflejan los últimos datos de la Junta de Andalucía, que achaca a la sequía el descenso de la factura exterior de este producto.
La evolución de las exportaciones en el primer semestre de 2023 responde a un contexto marcado por la caída del precio internacional de la energía y de las materias primas industriales (combustibles, minerales, hierro y acero, etc.) y la fuerte sequía. Esta última afecta significativamente a la factura exterior de áreas tan relevantes como el aceite de oliva o las frutas, a pesar de lo cual, Andalucía mantiene el liderazgo de las exportaciones agroalimentarias de España, con el 23,6% del total.
Según las estadísticas de la UE, los agricultores europeos produjeron casi 2,3 millones de toneladas de aceite de oliva en 2021/22. En 2022/23, fueron algo menos de 1,4 millones de toneladas. Y si hay que esperar las consecuencias de las malas cosechas en el sector olivarero de la UE.

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